El benchmarking es una técnica de gestión empresarial que consiste en comparar procesos, servicios, productos o resultados de una organización con los de otras empresas líderes del sector o de sectores distintos, con el objetivo de identificar buenas prácticas y aplicarlas para mejorar la propia competitividad.
No se trata de copiar, sino de aprender. El benchmarking busca extraer lecciones útiles de otras organizaciones para optimizar áreas internas clave, ya sea en costes, calidad, eficiencia operativa, atención al cliente, innovación o cualquier otro aspecto relevante.
El concepto no es nuevo, pero su impacto ha crecido exponencialmente con el avance de la tecnología y la posibilidad de acceder a datos comparativos de forma ágil y precisa. Hoy, el benchmarking puede llevarse a cabo de forma automatizada, sistemática y continua, lo que lo convierte en una herramienta estratégica de gran valor.
El objetivo principal del benchmarking es mejorar el rendimiento de una empresa. No se limita a identificar carencias, sino que proporciona referencias externas que permiten establecer metas realistas y orientadas a la excelencia.
Aplicar benchmarking en una organización permite:
Además, el benchmarking actúa como un mecanismo de vigilancia competitiva, al permitir seguir de cerca los avances de otras organizaciones y anticiparse a las tendencias del mercado.
Aunque el objetivo común es mejorar el rendimiento, existen varios enfoques de benchmarking que responden a diferentes necesidades y niveles de profundidad.
Consiste en comparar prácticas y resultados entre diferentes departamentos, unidades o sedes de una misma organización. Es útil para estandarizar procesos, detectar mejores prácticas internas y fomentar la colaboración transversal.
Se basa en la comparación directa con empresas del mismo sector que compiten en el mismo mercado. Permite identificar ventajas o desventajas competitivas, y ajustar estrategias en función del rendimiento observado en otras compañías similares.
Este tipo de benchmarking se enfoca en funciones específicas del negocio (como atención al cliente, logística, finanzas, etc.) y compara esas funciones con las de empresas que pueden pertenecer a sectores distintos pero que son referentes en esa área concreta. Este enfoque amplía el horizonte de aprendizaje más allá del entorno inmediato.
Es un enfoque más amplio y conceptual, que busca identificar principios o prácticas de excelencia que pueden aplicarse de forma transversal a cualquier tipo de organización, independientemente del sector. Su objetivo es inspirar transformaciones profundas basadas en modelos de alto rendimiento.
La implementación del benchmarking debe seguir una metodología clara, estructurada y orientada a la acción. Aunque cada empresa puede adaptar el proceso a su realidad, estos son los pasos fundamentales:
La digitalización ha transformado profundamente la forma en que se realiza el benchmarking. Gracias al uso de plataformas tecnológicas, es posible automatizar tareas que antes requerían mucho tiempo y esfuerzo, y acceder a comparativas en tiempo real.
Hoy existen herramientas que permiten:
En este sentido, las plataformas low-code juegan un papel clave. Gracias a su capacidad para integrar datos de múltiples fuentes y construir aplicaciones personalizadas sin necesidad de grandes desarrollos, son el complemento ideal para iniciativas de benchmarking ágiles y adaptadas a cada organización.
Un buen ejemplo de esto es la plataforma low-code de Flexygo, que permite construir soluciones de análisis comparativo a medida, sin depender de costosos desarrollos externos.
Uno de los ámbitos donde el benchmarking está ganando terreno es en la gestión de recursos humanos. Las empresas buscan cada vez más compararse con el mercado en aspectos como:
A través de herramientas como Sebastian HR Portal, desarrollado con Flexygo, es posible no solo registrar y analizar estos indicadores, sino también compararlos con datos sectoriales y mejores prácticas. Esta funcionalidad permite tomar decisiones informadas en la captación, desarrollo y retención de talento.
Para que una estrategia de benchmarking tenga impacto, no basta con tener voluntad de mejora. Es necesario contar con herramientas adecuadas y el acompañamiento de un socio tecnológico que entienda los objetivos del negocio.
Elegir un partner tecnológico con experiencia en soluciones modulares, escalables y basadas en datos facilita enormemente la implantación de sistemas de análisis comparativo y mejora continua. Este tipo de colaboración permite acelerar el proceso de transformación, minimizar los riesgos y asegurar que la tecnología se adapta a la estrategia empresarial.
El benchmarking no es solo una herramienta para mejorar lo que ya se hace. Es un proceso estratégico que impulsa a las organizaciones a pensar de forma diferente, a inspirarse en líderes de dentro y fuera del sector, y a transformar sus prácticas en busca de la excelencia.
Con el apoyo de herramientas tecnológicas, como las desarrolladas con Flexygo y disponibles en el marketplace, las empresas pueden integrar el benchmarking como parte natural de su operativa diaria, generando una cultura de mejora continua que impacta directamente en su competitividad.
No se trata de copiar, sino de innovar desde el conocimiento de lo que otros hacen bien. El benchmarking, bien ejecutado, es una puerta abierta a nuevas formas de trabajar, más eficientes, más alineadas con los objetivos del negocio y más sostenibles en el tiempo.
Socio fundador y CEO de AHORA
David Miralpeix es considerado el ideólogo de flexygo. Esta herramienta Low-code con IA integrada es el resultado de más de 33 años desarrollando software y liderando proyectos en sectores tan dispares como la Banca, Seguridad, Gabinetes jurídicos legales, Fabricación, Producción, Distribución, Servicios, Promoción, Calidad y Comercialización Inmobiliaria.